Abrumadora, dolorosa, perturbadora y por ratos terrorífica, Joker triunfa tanto como crítica social, producto artístico y como comic llevado a la pantalla grande. Phoenix demuestra una vez más porque es de los mejores de la generación, en un film que cuesta ver y que no se guarda nada, y que a mi parecer se convierte en iconico de inmediato, trayendo al tapete de forma urgente lo peor de nuestra sociedad, y al mismo tiempo contando de forma perfecta un relato de origen que tiene completo sentido narrativo y emocional. Con el paso de los meses se confirmaría su status de obra maestra y clásico de ésta generación. Fuiste pesado y fuiste hallado... más que suficiente.
Por Leo
Saliendo del cine tuve que salir a tomar aire.
Puedo ser más sensible que el espectador
promedio, pero es que este film es uno que te sofoca con sus sensaciones, te quita el
aliento con su trágico relato y te rompe el corazón con su certero análisis de no una ciudad de cómic, sino que del mundo en que vivimos. Lamentablemente acá no hay ganadores, no hay climax inspiracional y la oscuridad de la trilogía Batman parece un cálido amanecer en comparación a esta nueva versión de Gotham. La oscuridad permea cada escena y sensación de nuestro protagonista, y la banda sonora se encarga de recordarlo por si te quedara algún ápice de duda. Es un recuerdo del cine de los 70’, sin misericordia por su público. La verdad tal cual es.
El film es triunfal en su presentación, trabajando el origen del Joker desde cero, recordándonos con empatía que si, hay gente mala en este mundo, pero también el mismo mundo puede convertir a personas en agentes de maldad. Es imposible no pensar en los atentados ocurridos en reiteradas ocasiones en distintos puntos del mundo y analizar en que momento se pudo haber evitado sus resultados finales. Es ese potente escenario el que más duele ver acá representado. No solo se trata de un sujeto con problemas y una vida de abandono y discriminación que lo acompañó, sino que de ver que estaban todos los ingredientes para engendrar lo peor de él. El origen se los dejo a uds para descubrir, pero cada detalle de su apesadumbrada vida tiene su razón y su consecuencia. Es horripilante pensar cuantas personas pueden estar teniendo una infancia o vida similar en este mismo instante y como eso puede convertirte en algo que al final simplemente tildamos de “enfermo”, “psicópata”, “monstruo”, cuando cualquiera de nosotros pudo haber sido eso en circunstancias similares. El film se basa en la empatía, pero también es inteligente en no emitir un juicio moral. Estamos frente a un anti-héroe? La ruta se asemeja a la de Walter White, y por mucho que estimemos o comprendamos al protagonista, llega un punto en que el descenso por el “rabbit hole” (el agujero) y las acciones asociadas no permiten mayor análisis. Y el film se mantiene firme en continuar su declaración de calamidad, violencia y terror sicológico. Esto no es una broma queridos espectadores. Porque cuando miras a través del borde de un abismo, no hay como salir ilesos. Cuando miras al interior del infierno, no sales tal cual llegaste.
Durante la mayor parte del recorrido no sabes si llorar o reír, porque efectivamente Arthur Fletcher es una persona extraña, bizarra, poco comprensible, pero después de todo, sigue siendo una persona. Aún es alguien rescatable, al menos al principio del film. Esa incómoda mezcla de sensaciones nunca se acaba, gracias al apartado técnico que con su fotografía y producción artística que brilla en sus escenas de eterna oscuridad, lluvia y lejanía emocional nos muestra a la ciudad en sus peores aristas, a su banda sonora acongojada como camino a un entierro en momentos o cercana a un brote psicótico en otros, y a la majestuosa actuación de Joaquin Phoenix. Joaquin se transforma completamente, en lo físico y emocional, creando sus propios manerismos, comprendiendo el dolor y vacío del Joker y asimilando sus problemas mentales y risa patológica con completa naturalidad. No hay escena en la que no se le pueda entender. Su viaje lo hacemos juntos, y cada nuevo golpe él nos lo hace sentir como si fuera un cercano/amigo en aflicción. Y duele. En serio duele verlo verlo tropezar y convertirse en quizás lo único que la vida pudo hacer de él. Es un triunfo en el sentido de que no es una caricatura, no es siquiera un villano, sino que una persona, un ser humano lleno de sueños y deseos, de luchas y de enfermedades. Y Joaquin representa cada uno de esos elementos que lo hacen trascender como personaje. Fuera de eso, la historia de origen está creada con misterio e inteligencia, con mentiras y verdades que cada uno decidirá que interpretación darles, manteniendo el aura de duda sobre la historia del Joker, sin quitar que de todas maneras saldremos conociéndolo más que en ninguna de sus otras versiones cinematográficas. Hay momentos en que se nos recuerda que estamos en Gotham, en el mismo mundo de Batman, y es exquisito ver como crean interacciones con dicho mundo que creemos ya conocer. El film entra de pleno en el canon conocido, y lo hace sin perder un poco de su fluidez y sentido. En palabras más sencillas: Todo calza.
Y así, el film completo funciona como un reloj. No encuentro crítica que hacerle, salvo un comentario final y una advertencia. Ésta es fácil de las mejores representaciones de enfermedad mental que el cine nos haya regalado en muchos años, y puede interpretarse como un pase libre a los más desvalidos en ésa área a vengarse o levantarse en armas. Ese es el temor reinante y comprensible que este mundo puede generar para nosotros y para ellos. Es un film oscuro, agobiante y que induce a la ansiedad, que no debería ser visto por gente sin criterio formado, menos por menores de edad o personas inestables. Pero es una señal de alarma para todo el resto, los afortunados, los que no tenemos que ocultar quienes somos para calzar en la sociedad (en una de las escenas que más me marcó, una frase se encarga de decirlo todo “la peor parte de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieses”). Es un llamado potente a la empatía, y a volver nuestra mirada a los que nos rodean y ofrecer una mano, un abrazo o una sonrisa. Joker es un film del ahora, para nuestro presente y puede estar usando música del 70’ o del clásico de Chaplin, pero su “simplemente sonríe”, nunca ha tenido más implicancias e interpretaciones en el 7mo arte. Es un clásico inmediato y el film que el mundo, para bien o para mal, necesita ver (10/10).
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