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Foto del escritorAvenida Cine

Gravity (2013)

Actualizado: 14 abr 2020

“Either I make it down there in one piece and I have one hell of a story to tell, or I burn up in the next ten minutes. Either way whichever way, no harm no foul”.

Por Leo


Inmenso e inolvidable, brillante visualmente, precioso e inspirador en su mensaje y épico

en su presentación. Arte puro. Cine en su mejor expresión.


Alfonso Cuarón es un maestro de su arte. No solo nos ha regalado de las mejores secuencias de cine de los últimos años, sino que ha llevado al cine a nuevas alturas, sin ir más lejos con la mejor versión cinematográfica de la saga Harry Potter (su 3a parte), con uno de los más espléndidos y hermosos films infantiles con “A Little Princess” (por allá por 1995, en su 2do film), un coming of age “nativo” de su propia tierra y experiencias con “Y tu mamá también” y un clásico de ciencia ficción, tan único como terrorífico en sus posibles profecías (Children of Men, 2006). Todo eso, antes del 2013. Una excelente filmografía le precedía al estreno de su esperada nueva cinta con Sandra Bullock a la cabeza. Aparentemente un thriller de acción de una astronauta perdida en el espacio.



La cinta la esperé por meses, recuerdo claramente mi emoción las semanas previas y mi entusiasmo cuando incluso se adelantó una semana su estreno. La noche anterior fue mala, y dormí menos de 4 horas (en pleno periodo universitario), pero a punta de café y técnicas universitarias de dormir en cualquier lado posible (incluyendo oficinas y un baño de un mall) logré entrar digno a la función en 3D de un cine de Concepción.

Una primera escena de contemplación del entorno, una majestuosa Tierra y una secuencia continua de 13 minutos que tardó meses en diseñarse y años en producirse y filmarse dan inicio a una montaña rusa de emociones, con tensión casi permanente en una historia que impresiona sencilla en primera vista, pero que esconde una preciosa metáfora visual a la vida, con sus altos y sus bajos, a la depresión y el aislamiento, tanto geográfico como espiritual/psicológico, y al reinicio de la vida (y a su origen si prestan más atención al final y las locaciones en que se centra “el renacer en la Tierra” y los “dificultosos primeros pasos” de nuestra representante humana).


El film, famoso por su extraordinario trabajo de fotografía, efectos visuales y de sonido, te pone dentro del traje de astronauta de Ryan Stone, algo nunca antes tan bien logrado en el cine con varias escenas en primera persona, en un 3D que opaca incluso a Avatar o Life of Pi, los previos mejores ejemplos del 3D cinemático. El film funciona como un espectáculo que demanda la pantalla más grande posible (lo sabemos los que lo vimos en el cine), convirtiéndose en una experiencia sensorial inolvidable, pero donde la cinta me logró enamorar es en su historia y las actuaciones de Sandra Bullock (el mejor rol de su carrera?), como una mujer absolutamente capacitada pero que por situaciones de la vida debe decidir si darse realmente una 2da oportunidad y luchar por seguir adelante. En una historia donde es protagonista absoluta, sin compartir escena en el 95% de la duración de ésta, en que todo el peso emocional recae sobre una Bullock nunca mejor, expuesta emocionalmente y una imagen de todos aquellos que nos hemos sentido al borde de no poder más y de renunciar, o incluso de abandonar este barco llamado vida. La invitación de este film es a “no dejarnos ir” (“don’t let go”) o a reconectarnos. A retornar de ese espacio aislado en donde nos hemos puesto. De pronto el espacio no solo es un espacio terrorífico en el que perderse, sino que también adquiere tintes sicológicos, y Cuarón, con lo brillante que es, decide convertir un film de acción en uno acerca de “sobrevivencia”, en una oda a la esperanza y en un homenaje a la resilencia de la raza humana. Escenas como la de Sandra ladrando con tal de intentar establecer contacto con alguien o con algo, o el momento en que encuentra un nuevo hogar temporal (una belleza de escena que viene a recordar a un útero materno) o el climax glorioso de la película (con una de mis tomas favoritas de la vida, en un plano del planeta Tierra a gran velocidad, con una banda sonora épica, rotunda, cautivante y emocionante hasta las lágrimas) solo elevan más el poder visual de una cinta que es tanto espectáculo como un corazón que late.

En pocas palabras, Gravity es una obra maestra. Un triunfo del 7mo arte. Cuarón podría haberse retirado del cine y ya le deberíamos una gratitud eterna. Afortunadamente tendría más que entregar (y quizás cuanto más).




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